TESTIMONIOS
En Quintanar, su pueblo natal estaba el Hospitalillo, centro para transeúntes y enfermos sin casa.
Apenas una adolescente, allá se escapaba cuando podía para ayudar a los que más necesitaban. Les llevaba la comida que conseguía en la despensa de su casa a escondidas o en la tienda de su padre. Otras veces se las ingeniaba para que su tía le cocinara algo.
ACERCA DE SU VIDA
Francisca González Justo (Mª Teresa de religiosa), nace en Quintanar de la Orden (Toledo) el 11 de febrero de 1921.
Paquita, así la llaman en su casa y amigas, es una joven sencilla, llena de ilusiones, piadosa, que vive el espíritu religioso de su tiempo y de su familia. Que comparte su tiempo ayudando a la familia, aunque no lo necesitaban, pues tenían sirvienta. Y atendiendo a los niños pobres del barrio del Toledillo. Los llevaba a veces a su casa, los lavaba, les daba de comer y les enseñaba el catecismo.
DABA SU COMIDA A LOS ENFERMOS DEL SANATORIO
“Todo el tiempo que estuvo en el sanatorio, puede decirse que su comida era un bocadillo de pan con tomate, y en algunas ocasiones, en la época de las naranjas, se hacía el bocadillo con naranjas. Lo demás, todo se lo guardaba para darlo a los pobres y a los enfermos.
Comía con el cajoncito de la mesa abierto o a medio abrir para poder guardarse la comida discretamente, sobre todo la carne, para poder darla a los enfermos o a los pobres, pues ella siempre encontraba necesidades que atender”
Con el testimonio de su propia vida, María Teresa González Justo está diciendo a los jóvenes de hoy:
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Se fiel a ti mismo, no te dejes manipular.
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Ten criterios claros y convicciones fuertes.
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Traza tu ideal y no escatimes esfuerzos para conseguirlo.
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No pienses en ti mismo, eres parte de un cuerpo inmenso que te necesita.
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Todo es posible para quien tiene fe y confía en el poder de la Resurrección de Jesucristo.